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Carta abierta a Jeavi Mental

He visto a mi letra cambiar de formas y de estilos una infinidad de ocasiones. La diversidad que alcanza una sola de mis eles o de mis úes es, dirían los grafólogos, tremendamente cuestionable, aunque prefiero decir, en su lugar: “profundamente expresiva”. Habrá detrás de estas variaciones diferentes motivos emocionales o de otro tipo, a pesar de que en la mayoría de los casos, una letra ni siquiera alcance a poseer un significado inteligible. ¿Qué podría decirle a cualquier lector una solitaria ele mal trazada, o incluso, si se prefiere, una erguida y elegante? En ocasiones llego a pensar que esto es un defecto mío, no sé por qué. Pero en su obra percibo algo totalmente distinto: todos los trazos me parecen tan semejantes entre sí… Pongamos por ejemplo una ese cualquiera en mis escritos. En un buen día quizá yerga una S tan mayúscula como me sea posible; en un día helado podría, tal vez, trazar con empacho una s más acolchonada y cubierta de sí misma. Sin embargo, en su obra, los rostros son tan rostros, los brazos no pueden confundirse sino uno con otro. Ese copo de nieve por corazón es claramente un copo. Me pregunto, Jeavi, si todas estas modificaciones en mi caligrafía son producto de mis dudas, de mis inseguridades al trazar sobre el papel una letra que bien podría ser cualquier otra, una palabra que tal vez no esté diciendo lo que quiero que diga. Pero, sobre todo, le pregunto: ¿será que sabe usted algo que el resto de nosotros ignoramos y que le tiene tan seguro de sus trazos, tan afianzado a sus formas?

 

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Músico, escritor, lector, cinéfilo, melómano, hijo, primo, hermano y amigo nacido en la ciudad de México un hermoso y soleado miércoles 29 de febrero de 1984. Gusta de todas las formas de la imaginación y del humor sin discriminación alguna. También disfruta ocasionalmente de una buena novela policiaca. Sostiene que la escritura literaria es una búsqueda donde la voz del escritor debe ser la única constante. En alguna reunión llegó a afirmar: “Puedo suscribirme a cualquier corriente de pensamiento, siempre y cuando sea lo bastante corriente”. No ha recibido ninguna distinción literaria, pero ha otorgado dos títulos de “Abuela Honoris Causa” hasta el momento. El primero a Susan Sontag por su labor crítica y, sobre todo, por esta fotografía; el segundo a Wisława Szymborska por su obra poética y por la persona que imagina detrás de esos poemas. Participó en el proyecto de investigación de literatura policiaca “Crimen y ficción”. Actualmente escribe una columna mensual de cine para la revista Síncope, mantiene el blog “Antología (no tan) arbitraria de textos” y toca la guitarra en la banda mexicana de swing Cotton’s.
Ilustrador.
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