Ilustradora. Conejo con disfraz humano; el disfraz se dedica a comer, dormir y cagar. Como actividad extracurricular hace teatro, danza, yoga, escribe y pinta… Pero el conejo Randy sólo tiene dos preocupaciones en la vida: que no se acabe el agua y que no se extingan las abejas. Por lo demás, sabe del apocalipsis venidero y lo toma con la mejor filosofía taoísta: aprender a desaprender, guardar silencio y esperar.
Ilustrador. Me gusta caminar, observar atento, hablar y hablar y hablar, la palidez del otoño y sus colores en el aire, el olor del café y los rincones vacíos.
Humanos demasiado humanos
El fracaso del Proyecto Humanidad no sorprendió a nadie (de hecho todos lo esperaban) aunque de pronto se sintiera en el ambiente una…
Karina Citadina
A la entrepierna de Karina la han llamado de mil formas. Detrás de un escritorio, entre filas de butacas, sobre inodoros públicos o…
Alientos de tedio y deseo
Bocanada de tedio. El suspiro se teje, se enreda y se disuelve. Ese blanco vértigo, abismo de sensaciones que atraviesan, sin diques ni…