Skip to content

El inicio de la playa

Se miran. Se vuelven de pronto dos destellos e iluminan las corrientes. Destierran la solemnidad, soplan con la boca expansiva que alza las olas y se desploman con azotes de sal, pulen peñascos con paciencia rabiosa hasta reducirlos a arena. Son el embate y la calma que sigue al arrobo de la tormenta. Son la piel tensa de la vela hinchada. Son el grito en popa cada noche y por la mañana. Son la cresta de espuma que lame la costa y blanquea los troncos.

Y sin importar si ellos con su distancia o ustedes con su cercanía, sin que la gramática gobierne el curso de las estrellas, desembocan juntos y revierten la marea.

Loading
Escritor. Lugar común: perfil obsesivo compulsivo, pero es cierto y útil en producción editorial. Editor, traductor, corrector de estilo.
Ilustrador. Soñó que se caía, pero se agarró de un lápiz.
Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

La plañidera

Alquiler

Mi tío fue un ser despreciable. En realidad, nadie lamentaba la muerte de este señor, ni su familia ni sus colegas ni sus…

El último pendejo

Futuro

Desconozco órdenes establecidos De los tiempos presentes y pasados De un futuro mamado De la tierra sin tierra De la tierra con cables…

Volver arriba