Skip to content

Ensoñación

La poca inspiración bloqueó su creatividad. Tuvo que tomarse un tiempo libre. El destino no fue el idóneo, la zona árida donde vacacionaba le causó bochornos que le impedían descansar.

Después de largos días y noches, pudo conciliar el sueño luego de permitir que el clima se apoderara de su cuerpo. Mientras yacía en una pequeña hamaca, sus pies colgaban y se tambaleaban lentamente con la tierra.

Sobresaltada, abrió los ojos y con la mente difusa sacó de su maleta el material de trabajo que temerosa empacó antes de salir de casa. Tomó la arcilla y dejó que su mente guiara sus manos. Un pequeño hombre comenzó a tomar forma y mientras ella creaba los detalles de su rostro y extremidades recordó el sueño que tuvo minutos antes.

Fue la naturaleza quien trastocó su siesta, la que quiso reafirmar el don de creación de la artesana. Le dio los elementos y esa misma tarde recobró la confianza en su trabajo, para darle vida a seres de barro.

Loading
Escritora. Observadora de la vida y los detalles. Me gusta compartir lo que veo, escribir con un ojo en lo real y el otro en lo imaginario.
Ilustrador. Cursa actualmente el Posgrado de Maestría en Diseño Gráfico y Comunicación Visual en la Universidad Nacional Autónoma de México en la Escuela Nacional de Artes Plásticas - Academia San Carlos. Ha sido becario de Maestría por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Un sueño

Calor

Para Andrea Peralta Cuando abrí los ojos me encontraba flotando a la deriva en una balsa de troncos sobre las aguas del Támesis…

Las ajenas

Pena

Tú que te crees el más intelectual de tu círculo de amigos. Ese que no se fija en las banalidades del cuerpo humano…

Volver arriba