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Esperanza

Un fragmento de Eulalio se fue a uno de los infiernos. Era un infierno errante que solía vagar y succionar esos pedazos pecaminosos de un alma justo cuando esta era elevada al Cielo. Sólo lo podía ver cuando cerraba los ojos: fuego, desolación, los diferentes tormentos a su espíritu, aunque sentía todo siempre.

Al sexto día lo mandaron llamar a juicio ante todo el universo. Le dijeron que había una oportunidad de salir, o de ser enviado al purgatorio unos cuantos milenios.

Fue inútil. Los escrutadores, unos enormes ojos que lo asediaban con las mismas sentencias, le daban la justa dimensión a sus pecados y le aplicaban castigos cada vez más dolorosos. Cada seis días era llamado a un nuevo juicio y cada vez el fallo era negativo.

Trató de purificarse de muchas maneras, estuvo preguntando en el Cielo a las otras almas si sabían algo de su situación. Nadie sabía nada de infiernos ni tormentos ni de esas cosas de pecadores. Se alejaban de él al ver en sus ojos imágenes extrañas.

Muchos sextos días más tarde escuchó con atención las voces inaudibles de los ojos, voces hechas de otra cosa que no era sonido. Alcanzó a distinguir entre los murmullos la palabra “esperanza”. Finalmente lo comprendió, esa era sólo una más —la peor— de las torturas que tendría que sufrir eternamente.

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Escritor. Monterrey, Nuevo León, 1976. Monterrey, Nuevo León, México. Obtuvo el premio de cuento de la revista La langosta se ha posado 1995; el segundo lugar del premio de minicuento La difícil brevedad 2006, y el primer premio de microcuento Sizigias y Twitteraturas Lunares 2011. Fue becario del Centro de Escritores de Nuevo León. Ha colaborado con textos en las revistas Literal, Urbanario, Rayuela, Oficio, Papeles de la Mancuspia, La langosta se ha posado, Literatura Virtual, Nave, Umbrales, la española Miasma y la argentina Axxón. Ha sido incluido en las antologías: Columnas, antología del doblez, (ITESM, 1991), Natal, 20 visiones de Monterrey (Clannad 1993), Silicio en la memoria, (Ramón Llaca, 1998), Quadrántidas, (UANL, 2011) y Mundos Remotos y Cielos Infinitos (UANL, 2011).
Ilustrador. Lo que nos da la propiedad de reyes o reinas es la vida misma y el hecho de que la vivamos personal e individualmente aun cuando sabemos que somos parte de un todo, aun cuando en los momentos más oscuros nos consuele saber que nuestras oscuras preguntas estén en la mente / espíritu / alma / esencia de otros. Esa virtud innata de vivir es fuertemente enriquecida con la virtud de dar vida, de ser nosotros mismos canales para la creación de nuevos mundos que se impongan a la cuestionante y finita realidad. Es allí donde creo confluir con este proyecto de creación colectiva, donde los ríos se cruzan aumentando su caudal para simplemente seguir irrigando (sí, también, por qué no, hasta llegar al mar).
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