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Gatoceronte

El gatoceronte es un animal muy peculiar. A diferencia de otros animales que ha producido la nueva ingeniería genética del siglo XXVII, éste nuevo ser ha sido un éxito entre los infantes debido a su carácter afable y a su pequeño cuerpo peludo. Es verdad que con este nombre cualquiera hubiera esperado encontrarse con una especie de paquidermo dotado de las afiladas garras y los distintivos colmillos de los felinos: era de esperarse un terrible depredador habitante de climas fríos, dueño de la agilidad de los segundos y la fuerza de los primeros.

En su lugar, los productores de esta belleza han optado por mantener el tamaño, el pelaje y el apetito doméstico del gato, pero han rescatado las patas robustas, el cuerno altivo y la mirada indiferente del viejo y olvidado rinoceronte blanco. Su éxito entre los niños se debe en parte a la ternura de su andar, a esa torpeza de quien nunca termina de aprender a caminar y a su carácter impasible y tolerante. Dicho éxito le viene bien a la compañía después de los fracasos que representaron el violentísimo toronosuario y la poco afortunada lobólula.

Por otro lado, la competencia ya ha anunciado que trabaja en por lo menos tres nuevas creaciones que serán lanzadas a final de año, durante el XXXIX Encuentro Interplanetario de Genetistas: el perrico, destinado a la asistencia de invidentes y débiles visuales, el puerconejo, un claro esfuerzo para competir con el gatoceronte por el público infantil y, finalmente, la vaca polar, futura encargada de alimentar a las poblaciones más alejadas. Nos espera un año muy interesante.

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Músico, escritor, lector, cinéfilo, melómano, hijo, primo, hermano y amigo nacido en la ciudad de México un hermoso y soleado miércoles 29 de febrero de 1984. Gusta de todas las formas de la imaginación y del humor sin discriminación alguna. También disfruta ocasionalmente de una buena novela policiaca. Sostiene que la escritura literaria es una búsqueda donde la voz del escritor debe ser la única constante. En alguna reunión llegó a afirmar: “Puedo suscribirme a cualquier corriente de pensamiento, siempre y cuando sea lo bastante corriente”. No ha recibido ninguna distinción literaria, pero ha otorgado dos títulos de “Abuela Honoris Causa” hasta el momento. El primero a Susan Sontag por su labor crítica y, sobre todo, por esta fotografía; el segundo a Wisława Szymborska por su obra poética y por la persona que imagina detrás de esos poemas. Participó en el proyecto de investigación de literatura policiaca “Crimen y ficción”. Actualmente escribe una columna mensual de cine para la revista Síncope, mantiene el blog “Antología (no tan) arbitraria de textos” y toca la guitarra en la banda mexicana de swing Cotton’s.
Diseñador / ilustrador / animador / teatrera / mesera y lo que venga.
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