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La mudanza

Me dirigí al punto apenas tuve las coordenadas. Apunté mi nombre en la lista de espera desde hace ya varios meses pero fue hasta el día 32 Wolten cuando fui seleccionado para habitar el planeta Boltar. No es que me sintiera insatisfecho por vivir en un planeta de lento desarrollo, pues dicen que Boltar no tiene mucho de sorprendente salvo aquella sustancia salada de nombre zuar que durante el día es clara y transparente y de noche oscura como el propio universo.

La primera vez que escuché del zuar corrí al Ministerio de Traslados y me anoté en una lista de hojas y hojas de espera. Además, me interesó tanto vivir en Boltar que investigué sobre la historia del lugar. Sorprendente. Cientos de años sin tecnología –incluso sin fuego–, sistemas de dominación que se fueron perfeccionando, conocimientos matemáticos y una amplia diversidad de recursos alimenticios. Se dice que en algún momento Boltar contó con una gama extensa de climas y el frío de hoy en día está muy lejos de lo que los historiadores llaman El Caribe.

Hoy que estoy aquí descubro que valió la pena. La nave en la que llegué, hecha de materiales y figuras que copié de un libro llamado Bestiario y simbolismo, se desfragmentó apenas pasé por la estratósfera espacial.

El zuar es tal como lo imaginaba, con su inmensidad más grande que el cosmos, con sus tarmes ondulantes y enormes, con su ir y venir como yo, como todos los que nacimos en cualquier parte.

 

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Escritor. Editor y librólogo de lunes a domingo, trabajo desde el balconcito de mi casa, al lado de las dueñas de mis quincenas. Escucho música todo el día y como a mis horas. No me gustan las mascotas que puedan dejar pelos.
Ilustrador. Diseñador Gráfico e ilustrador nacido en la Ciudad de México en el año 1987, diseñador de profesión e ilustrador por amor a ese arte. Ha participado como invitado ilustrando carteles para diferentes eventos. En sus ilustraciones trata diferentes temas que van desde la ciencia ficción hasta temas esotéricos. En gran parte de su trabajo incluye cráneos ya que según el autor “el cráneo es la parte más honesta, contenedor del ser y el espíritu”. Su trabajo principalmente es en blanco y negro utilizando tinta china, estilógrafos y pinceles.
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