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¿Sabías hijo?

¿Sentiste alguna vez hijo mío ese afán por arrancar, por dejarlo todo; esa liberación estomacal de la muerte, esa premonición, ese necesario partirse en dos; de largarse, largarse, hijo, maldita sea, irse muy lejos?

¿Sentiste hijo mío que entre vos y el planeta no bastaban los kilómetros, sentiste que no querías contagiarte de esta tierra llena de estos humanos, estas angustias, esta falta de esperanza, de perspectiva, esta podredumbre colectiva, y que querías que cada paso fuera larguísimo, legítimo, durar suspendido mucho tiempo sin tocar esta cosa?

¿Sentiste hijo la amenaza irremediable de los años, la añoranza eterna de la infancia que la historia va puliendo de máculas día a día mientras día a día te metés en este mierdero, en este agobiante mundo que gira inmutable, este mundito al que te aferra una fuerza que no es tuya, que no quisieras que fuera tuya, que te amarra?

¿Has sentido hijo mío el desastre correr por tus mejillas como lava ardiente, como si la dignidad quemara mientras sale de tu cuerpo, mientras se aleja para siempre?

¡¡¡¿Sentís esa calurosa diarrea histérica que abandona tu cuerpo y lo deja ahí acomodadito en la desgracia, en la perpetua inequidad del día y la noche y lo asquerosamente repugnante que significa ser hombre?!!!

Tal vez nunca sentiste, hijo mío, ese afán de la huida, de cortarle las bolas a tu destino y correr desnudo hacia el atardecer, hacia la infinita y redonda continuidad de este planetica tan llenito de agua y truenos. Tal vez no ha llegado a tu vida el día en el que olvidás por un instante eterno todo lo que te ata, todo lo que amás, todo lo que importa, todo lo que te pertenece y te partís en dos, maldita sea, en cuatro si es necesario, haciendo de la indiferencia del resto del planeta el gesto más sublime hacia tu vida, tal vez no lo has sentido. Por eso hijo mío, te dejo en esta media, en estas sábanas, en este papel higiénico, en este pañuelo desechable, en esta misma mano sudada de siempre.

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Escritor/Ilustrador. Diseñador gráfico alma vendida, hedonista de bolsillo vacío, activista de la pereza y los vicios solitarios, nacido en tierra de nadie Santiago de Cali, prosperó en la vida alegre y fue criado en modo experimental, casi como un hámster de ritmos tropicales, con la ternura y los dientes necesarios para dar un par de puñaladas de cariño y el justo pelito afelpado de la embriaguez. Cree que el juicio es una trampa, la cerveza es una dicha y el humor confunde al tiempo; cree que el dinero es para los amigos, los genitales para el viento tibio y un vaso de licor con hielos para mantener el equilibrio en cualquier ocasión que valga la pena. Dibuja desde siempre, con disciplina de borracho -tinta y mugre- y nunca termina nada, no sabe de finales ni de principios ni de la ciencia exacta del éxito. Pero sabe caminar por ahí, encontrando compinches que han iluminado las vueltas de su vida, y le escuchan sus teorías de viejo impertinente, iconoclasta y prostático, a cambio del poco tiempo que nos queda. Amén.
Ilustrador y Diseñador Gráfico egresado de la Universidad Tecnológica de México. Desde diciembre del 2009 trabajo en H2O Contents, empresa donde actualmente tengo a mi cargo la dirección de arte de la revista Círculo Mixup. En su mayoría, las ilustraciones que presento han sido realizadas para el Drawing Fightclub, grupo independiente de ilustradores mexicanos que comenzó por medio de una red social. La ilustración que lleva por título “Es mentira la muerte” ganó el primer lugar del Torneo Calaverita de dicho grupo. En diciembre de 2012, esta obra fue impresa a manera de regalo para los colaboradores de la revista Círculo Mixup. Contó con un tiraje de 200 piezas a 4 tintas sobre papel couché de 300 grs. La técnica que utilizo en la mayor parte de mi obra es mixta, realizo bocetos a lápiz que después vectorizo y retoco de manera digital hasta estar satisfecho con el resultado.
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