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Una larga serie de curiosidades

Se reunieron en la única tarde soleada de aquel invierno. Beatriz había pasado su día inmóvil, sentada en la banca más solitaria de un parque en el que se encontraba por primera vez como si hubiera estado esperando otra oferta del destino para comenzar de nuevo con su vida; como si, por estar en un sitio inesperado, quienquiera que sea el encargado de tejer sus días, tuviera que reconsiderar la eficacia y prudencia de su trabajo. Helena no; más bien parecía una mujer movida por alguna especie de azar bienintencionado que la llevaba de alegría en infortunio y de infortunio en alegría, sin que ella le prestara demasiada atención a esto y centrara sus esfuerzos en encontrar algo que la sacara de ese desorden benigno que constituía el paso de sus días.

Beatriz, mirando a la gente desenvolverse en ese andar diario –que visto de lejos parece desorganizado, pero que visto particularmente descubre una serie de organizaciones personales–, apenas percibió la llegada de Helena, quien de tanto mirar la generalidad del mundo distrajo su atención de todos los individuos y tomó asiento inadvertidamente al lado de Beatriz.

Ignorantes ambas de la existencia de su doble exacto, el calor insólito de esa tarde de invierno las tenía empapadas en sudor, con la cabellera reposada sobre uno de sus hombros, con la intención de que la brisa les refrescara el cuerpo. A una por azar y a otra por destino, el cabello les obstaculizaba la visión de la otra. Curioso, quizá, cómo pueden coincidir la suerte y el destino para evitar algunos encuentros.

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Músico, escritor, lector, cinéfilo, melómano, hijo, primo, hermano y amigo nacido en la ciudad de México un hermoso y soleado miércoles 29 de febrero de 1984. Gusta de todas las formas de la imaginación y del humor sin discriminación alguna. También disfruta ocasionalmente de una buena novela policiaca. Sostiene que la escritura literaria es una búsqueda donde la voz del escritor debe ser la única constante. En alguna reunión llegó a afirmar: “Puedo suscribirme a cualquier corriente de pensamiento, siempre y cuando sea lo bastante corriente”. No ha recibido ninguna distinción literaria, pero ha otorgado dos títulos de “Abuela Honoris Causa” hasta el momento. El primero a Susan Sontag por su labor crítica y, sobre todo, por esta fotografía; el segundo a Wisława Szymborska por su obra poética y por la persona que imagina detrás de esos poemas. Participó en el proyecto de investigación de literatura policiaca “Crimen y ficción”. Actualmente escribe una columna mensual de cine para la revista Síncope, mantiene el blog “Antología (no tan) arbitraria de textos” y toca la guitarra en la banda mexicana de swing Cotton’s.
Tras ganar su primer premio en efectivo, cambiarlo por brandy y cerveza y beberlos con sus rivales, descubrió su pasión por las letras y que la sopa en realidad sí es un buen alimento ...
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