Skip to content

Vacío

De pronto Yo se cansó de pelear lugar, de vivir sin gloria, sin oficio claro. De existir dudando, siempre en busca de una no sé qué cosa verdadera: oblicua, inefable, intocada; apenas vista por el silencio y la oscuridad.

¡Esto se acabó!, se dijo un día y se sentó a ver caer las hojas del otoño sin fin. Lo hizo con la esperanza de tener la bizarría de no volver a levantarse más. Quería olvidar que era, que existía. Soñaba con perder la cúspide de la memoria, la batalla por los hilos, la sensación de lo evidente e irremediable.

Sin embargo, a punto estaba Yo de quedarse sin tierra y cielo, sin piel y forma, cuando No se percató de la disidencia. No era definitivo y obstinado, siniestro y dispuesto a todo con tal de evitar que cualquiera se equiparara a él, él que en su esencia era la negación absoluta de todo, de lo imposible y lo improbable: de lo nacido muerto.

Y así, estando Yo tan cerca del abandono, de la muerte sin lugar y sin huella, No lo tomó del cuello y lo regresó a su lugar.

Desde entonces Yo duda de nuevo y piensa, piensa y nunca termina por entender, nunca termina por existir.

Loading
Escritora. «Larga y ardua es la enseñanza por medio de la teoría, corta y eficaz por medio del ejemplo.» –Anónimo
Diseñadora gráfica e ilustradora del instituto departamental de Bellas Artes de Cali, Colombia. Creo y dibujo cuanta cosa se me ocurre y aquí se las dejo esperando que las disfruten.
Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Paria

Humo

Tomando en cuenta las últimas horas, días y meses, confieso que no soy más que un paria. Es más, si pensamos en aquella…

Perro con collar de perlas

Comodidad

Supongo que aún te cuesta algo de trabajo caminar con esos tacones, pero te sienta muy bien la comodidad de ese collar de…

Volver arriba