40 días
Un serpentario de emociones te hacen ir y venir entre el bosque de mi casa y tus entrañas. Adivino que tus ojos negros están rojos de sueño: - ¿No has dormido? - Algo. Nada menos sale de tu…
Un serpentario de emociones te hacen ir y venir entre el bosque de mi casa y tus entrañas. Adivino que tus ojos negros están rojos de sueño: - ¿No has dormido? - Algo. Nada menos sale de tu…
Se encontraron una semana de tres domingos, y al segundo abrazo nadaban a la deriva. Una marea desenchufó los cables del pasado, y navegaron toda la noche, entre palabras encendidas. Tan brillante como el sol en sus caras,…
Anclado debajo de mis cejas. Mis ojos hacia adentro recuerdan tus ojos. Olvido. A diario te olvido. Mis noches ausentes de tu cuerpo dormido. El insomnio me agota, me grita, me ciega. Mis pasos deambulan vacíos en esta…
No existo. Me he desarmado de adentro hacia afuera, he dejado la piel en esos besos, he sacado las palabras al viento, desgastando el sentido del lenguaje. Nada tengo. Ni mis manos con las que te agarraba los…
Dejó de llorar cuando le quedaban doce lágrimas para secarse por completo. Días después de ver como moría cada uno de sus recuerdos, (por dentro y por fuera), quitó de la casa todos los espejos, todas las superficies…
De frente el árbol y otras casas: todo es gris y absoluto. Un silencio enorme precede el desastre de la tormenta de gestos que nos estamos por hacer. Un huracán de besos que termina por destruir del todo…
Como un pedazo de flor vencida, una caja de cartón mojado o unos lápices sin punta, voy deshebrando mis pieles. Una tras otra van cambiando el color, la forma y el tacto. Ya no soy la que se…
Compró un helado, salió de la tienda, se subió a su bici y se echó a andar. Eran las 12 de la noche. Dio vueltas por el barrio entre las calles que conocía. Cuando se aburrió, regresó por…
Hace cuarenta minutos que giramos en círculos sobre el D.F. Parece que peinamos el smog con nuestras alas. El señor de adelante se empeña en sacar fotos con flash desde la ventana. ¿Le digo algo? Si hay un…
Con la capacidad de moverse totalmente inactiva, con los ojos detenidos en la luz titilante y los dedos partidos en 16 botones, descansa Ernestina. La carne de su labio inferior cede poco a poco y su baba empuja…
Así pasó el martes apretado, donde la lluvia acompañó la tarde, deshilachando cada palabra entre cervezas y ruido. Un par de señoras querían que les construyera un recuerdo, algo que hablara de la guerra y del chocolate. Un…
No lloraba, no gritaba, no pedía nada. Su garganta estaba seca de pensar soluciones inexistentes, sus manos dormidas de apretar el abrazo. Después de quitarse el cuerpo que le quedaba, caminó al bar de la esquina. No había…
Deja de mirarme así. Tus ojos están atravesando mi espalda mientras camino de regreso a casa. ¿No puedes decir nada? ¿No puedes gritar? ¿Pedirme que no me vaya? Me tienes caminando con palabras en las manos, repitiendo para…