Shots de literatura ilustrada. De nosotros para ustedes, con amor.
“Aquel que alcance a ver simultáneamente su sombra y luz, alcanza a verse por ambos lados. De esa manera llega al equilibrio.” C. G. Jung Dicen algunos –que supongo lo saben– que al mirar el sol debes procurar el mínimo de sombra posible. También dicen que al mirar el sol debes procurar no mirarlo tanto. … Dicen que lo que nos ha faltado es valentía. Para ver el sol. Para ver la sombra. Y darnos…
Vagué por callejones con las suelas embarradas de historias. Mostré mi lado b. Y mi track oculto. Y mi máscara pintada de implosiones. Perseguí luciérnagas enloquecidas. Pedaleé hacia el lugar de donde vienen los relámpagos, convertí las cometas en derivas. Fui mi antónimo de ubicuidad. Mi propio nadie. Fui la risa que evade las razones.
Chillan, gruñen, se toman cualquier leche rancia y asquerosa que sacan de cajones empolvados. Mueven las manos como si quisieran ser pájaros y se golpean como changos enojados. Pelan los dientes a cada rato. Se retan con miradas antagónicas y llenas de extrañas emociones. Alegría nerviosa, euforia contenida, empatía engañosa, amor triste… Ahora parecen una jauría de hombres practicando una cacería entre juegos y mimos, pero son una manada de solitarios. Llegan solos y se…
La madre entra con sigilo en la habitación penumbrosa para encontrarse con la niña, quien le dice con voz firme a su osito de juguete: "…Peleo con vos como la uña lucha con la carne, batallando microscópicamente e introduciéndose sin misericordia entre la rosada infección, hablo con vos como los borrachos, con la memoria hecha un lastre y la desconfianza plena de que el otro me va a robar el trago apenas lo deje de…
Es muy fácil. Sólo fija dos puntos. [A][B] Procúralos al menos a 8 cuadras de separación, la noche es mandatoria. Recorre con soltura la distancia entre ellos. [A] [B] La ciudad y nuestro miedo a estar ciegos hace el resto. Observa con cuidado la banqueta que rodea tus pies a cada paso. Siempre encontrarás algo…
Ven, túmbate a mi lado, cierra tus garras de gasa transparente; ninguno de mis gritos pedirá que te despiertes ni que anide tu lengua entre mis pliegues. No te robaré saliva ni llanto ni ganas. Aún no soy fantasma suficiente.
Ella abre la puerta, entra y la cierra. Lo mira directo a los ojos sin pronunciar palabra. Frunce un poco el ceño, recriminando su actitud. Él ahí sentado tomando cerveza y ella que recién llega del trabajo. Él con su estúpida idea de escribir. Él, que piensa que la vida es una sola y hay que vivirla sin reparos y de manera siempre optimista. Él, a quien no le importan las emociones ajenas ni entiende…
El cansancio en la mirada, el flaco misterio de su andar, la obvia melancolía de sus ropas y el olor a orín inconcluso, la oscuridad noble, la cicatriz llorosa en sus ojos apenas inescrutables a través de su tufo a carro abandonado, eran apenas sintomas de su legendario apodo: el sombra. Hace muchos años, antes de que sus dias consistieran en un triste levitar itinerante por mi bar, el sombra se paseaba solitario: los hombros…
No me llamo así. Tampoco soy la enfermedad de los sanos y mucho menos sesgo mis anotaciones a aquellos que han ganado la otra razón. Nunca intento esconder al lobo y no me arranco la condición humana. Cultura ordinaria prejuiciosa absorbente. Decido vivir sin miedo, porque no me llamo así. No voy a dividir mis esfuerzos. Soy uno, desde el primer cabello hasta el último centímetro de penumbra que arrastro con mis pasos.