Posmodernidad
Todo es posmo. Hoy es posmo. Posmañana, posTierra, pospersona, posponerse de vuelta en la calle con tal de tener algo que defender. Poslucha, posmolotov. Postergar…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
El niño de la mochila naranja
Creció en una hermosa y atenta familia de clase media. Nunca le faltó nada y sus padres se esforzaron para que disfrutara cada momento de…
Por Ajo Kano y Enrique Cedillo
EY!
Hemos venido a afligirnos. Cuando el sol florece, cuando no se nubla la vista y todos los arboles sonríen. A preguntarse por qué las hojas…
Con su abrigo de señor correcto
Mauricio era un tipo respetable. La gente respetable no se equivoca. ¿Qué hay de respetable en el error? No, no, no. El caso es que…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
El cuarto del pintor
Lo que sucede, pasa en el cuarto del pintor. Las arrugas ciñen el cuerpo de la modelo y los perros se hacen tersos en el…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
Paria
Tomando en cuenta las últimas horas, días y meses, confieso que no soy más que un paria. Es más, si pensamos en aquella vez en…
Por Jorge Rubio y Enrique Cedillo
Aforismos para aprender a esperanzarse
[...] la madreselva se siembra sobre los sepulcros y penetran sus raíces hasta llegar al cadáver, y cuando ya nada queda por devorar, sino los…
María del Socorro
En las lenguas amarradas de una ciudad gigante cohabita la simple luz de una mujer desesperada. Los tintes grises de la existencia entran en continuo…
Por Ajo Kano y Enrique Cedillo
Humo
La vida es un lugar, definitivamente. Uno puede irse de su vida y regresar más adelante o no volver si así lo desea. Pero lo…
Pero ya era tarde
A los dos años de edad, cuatro momentos quedaron para siempre en su cerebro como gifs perpetuos y palpitantes que habría de recordar todos los…
Por DelReal y Enrique Cedillo
Son las 3 de la tarde
¿Bueno? Sí.. ¡Ah, hola! Sí, claro. Todo bien. El trabajo, normal, ya sabes, lo de siempre. Sí, sí, donde mismo. En realidad no, pero todo…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
En conocer a dios
Carísima y castísima D.a Carlota Agradezco Vuestra palabra encomiosa y la su gentileza con que de mí fala a su esposo. Por sus cortesías sin…
Las verijas de Scheherezade
El mismo vértigo que sentirías en el barco de Sinbad atravesando las suntuosas olas del mar de la India en una tarde intestina en la…
Por DelReal y Enrique Cedillo
Ni esa, ni la anterior
Como un pedazo de flor vencida, una caja de cartón mojado o unos lápices sin punta, voy deshebrando mis pieles. Una tras otra van cambiando…
Aquí yo, allá ¿quién?
Te despiertas, abres los ojos, ves la almohada de al lado estrujada y contemplas el vacío con la mente en blanco. Estás solo y con…
Por Avin y Enrique Cedillo
Grasa
Mira, paps, el chiste nada más es chingarle, venir a pegarle recio y diarina y huevo. ¿Ya habías entrenado antes? Ahuevo. Vamos a empezar con…
Por Jorge Rubio y Enrique Cedillo
Escurridiza
La abuela… Cuando tenía cuatro meses de nacida, dice, se le cayó al bisabuelo y se rompió un dedo del pie (dice que fue el…
Matemáticas simples
Hierve el chocolate en una olla para dos y en la casa arde la madrugada. Me sostengo el corazón en la mano para que no…
4 a.m.
No lloraba, no gritaba, no pedía nada. Su garganta estaba seca de pensar soluciones inexistentes, sus manos dormidas de apretar el abrazo. Después de quitarse…
Chackra mental en el centro de la frente
La carnada estaba ahí esperando. Colgando de un hilito cualquiera, uno que encontró en la caja de costura. Un pobre hilo sin personalidad dándoselas de…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
Claustrofobia
Alea jacta est Cuando cerró la puerta se dio cuenta de que se había orinado en los pantalones. El pequeño clóset olía a cobija vieja…
Por DelReal y Enrique Cedillo
Prurito de tribulación
No no sí, no Bueno, puede ser, pero tendría que analizarlo Necesito al menos otra semana para confirmar el diagnóstico Veía telarañas de sangre Partículas…
Mein Gott
—¡Mein Gott!—me decía— ¡Mein Gott! ¡Qué desagradable mujer! Ah, pero cómo la amaba. Nada me hacía más feliz que saber que no sería de nadie…
Púas
—¿Y si cortamos el cordón con tu navaja? —No parece ser suficientemente fuerte. —¿Por qué echas a perder la fiesta desde el inicio? —¿Cuál fiesta,…
Todos los santos
Rebosan las mesas. Los cántaros, los tarros de sal, el pan oloroso de recién cocido, los platos generosos de mole y arroz y frijoles en…
La mesa está puesta
Despiértame con tu indecisión. Soy nueva en esto, ¡maldita sea! Soy tú. Verás esa mirada en mis ojos; tal vez pienses que quedo fuera de…
Por Avin y Enrique Cedillo
Imposibilidades biológicas
Se dice que revivir a los organismos muertos es una improbabilidad. No es que los humanos lo estemos, o al menos no clínicamente. Y si…
Por Ximena Cuenca y Enrique Cedillo
Incertidumbre
No me digas que siempre eres el mismo. Que el mismo que despierta junto a las deudas es el mismo que se duerme con otras…
Por Jorge Rubio y Enrique Cedillo
Espérame, Esperancita
Espérame, Esperancita, que no tardo. Salí esta mañana convencido de que el día sería corto. Sólo tengo un par de citas en la oficina, reunirme…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
KFC. Ese animal
Lo vi en esa charola roja, ese ser extraordinariamente monstruoso. Lo deseé en ese mismo instante, entre el olor a pollo viejo, a cartón mojado,…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
Vacía
Clara abre la puerta y ve a su abuela en el piano tocando a Agustín Lara y a sus tías cantando alrededor. Ve la mesa…
Por Ajo Kano y Enrique Cedillo
Permanencia involuntaria
No es una cuestión de luces, la ciudad habla de sombras antes y después del atardecer. Extasiada se libera de su humo a medida que…
Cómplices por una eternidad
En un futuro no muy lejano tú tendrás menos cabello, yo tendré más canas. Nuestras orejas habrán aumentado de tamaño y las arrugas, probablemente, deformen nuestros…
Por Avin y Enrique Cedillo
Intangible y absoluto
El viento se había cansado, pero la quietud era casi brillante y traspasaba mi todo traslúcido. El lapso de un suspiro me llevó hacia la…
Toda la noche vi crecer el fuego
¿Cuándo es demasiado honda la tierra? ¿la tersa mano de la demolición?, el ojo adormecido por las afasias y el pájaro equivocado que entra por…
Celestino Tipocholo observa la ciudad desde el cielo
Guáchate nomás cómo se topa el barrio desde arriba. A todo dar. Malo que no semos águilas para vidiar a las vecinas arreglarse, los oclayos…
Por Adan Brontis y Enrique Cedillo
Aquella población
En los pliegues de la montaña se extiende un conjunto de construcciones, ladrillos y baldosas color carbón. Si se recorren sus caminos, sus subidas y…
Por Yunuen Cuenca y Enrique Cedillo
Pensándolo bien, mejor no
Oí gritos y a una persona toser a mi espalda. Perdí la cabeza; no quería morir ahogado por la multitud. Corrí todo lo que me…
Por Avin y Enrique Cedillo
Amor insecticida
Siempre he encontrado un especial encanto por los amores imposibles; esa atracción suicida al intentar cruzar la línea de la amistad, esa que me hace…
Cuánto más
Cuánto tiempo más de convivir con tu ausencia. De imaginar tu cuerpo lácteo. De soñar con tus planetas. Cuánto tiempo más podrá pasar sin que…
Por Yunuen Cuenca y Enrique Cedillo
El achicopalado
Hoy fui al centro comercial y la chica de las voces dijo por el parlante: «Al amor de mi vida: se solicita su presencia en…
Por Adan Brontis y Enrique Cedillo
Al muro en sus labios
En ella vio las mismas sombras, hablaban de los mismos fantasmas. La misma acidez patibularia cada vez que se sentaban a la mesa a ver…
Desde el encierro
Cada día comienza igual, ni siquiera tiene sentido que exista un calendario con números y nombres inventados si cada uno empieza igual. Para las doce,…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
Confiando en el etéreo
La página web era lo único que le quedaba al escritor, pero nadie lo sabía y ese era el problema: ya nada lo iba a…
Por DelReal y Enrique Cedillo
Un narrador en su lecho de muerte
Quienes tuvieron la fortuna de conocerlo, recuerdan cada una de las extrañas historias de su repertorio, aun cuando nunca las creyeron: la ocasión en que…
Visión de túnel
Lo único que puedo ver es la parte de mi cuerpo que va de media pantorrilla hasta mis pies. Es de nuevo la visión de…
Por Ruth Brenes y Enrique Cedillo
Semper paratus
En un instante la noche consumió la tarde y la luz se perdió entre las nubes. Un relámpago nos devolvió el día; a causa del…
El inconveniente
Ellos no saben del miedo, no saben del hombre insomne de los Cárpatos, del ser de la idea fija. Y pasar la vida con la…
El lugar de dios
Vinieron: me están buscando. Escucho mi nombre aunque me rodea el silencio. Sólo se oyen algunos de mis movimientos: cuando prendo un cigarro o destapo…
Agualumbre
Acompañada de noche y sombras hago refugio de sábanas y reviento anhelos en soledad. El luto dejó estrías en la carne y fósiles en la…
Tic tac toc
Lleva por dentro un termómetro nuclear. La marca trepa poco a poco la escalera de números y rayas negras. La noche con enfisema lo abriga…
Por Ajo Kano y Enrique Cedillo
La moneda en el aire
Las decisiones se toman y ya, lo que pase después es asunto del destino; uno no sabe si se hizo lo correcto sino muchos años…
Silencio
Mi tía dice que esta va para Gabriel que protege el matrimonio la anunciación la buena nueva le prende un sol que sube en flama…
Por Jorge Rubio y Enrique Cedillo
Asimetría
Lo que más le gustaba de ella era la ceguera, esa incapacidad de mirarlo de frente. Le gustaba aquel velo de sombras amarillas al que…
TNT
Contemplo con horror lo que alguna vez fui (si es que cabe decir fui cuando nada era). La altura que la pila de escombros me…
Por Rebil-Coret y Enrique Cedillo
Galletas de animalitos
Las coladeras. Panteones. También basureros. Las fosas nasales. Mi ignorante pero atrayente curiosidad ante los hoyos negros. “…cuando sueñes con escaleras nunca se te ocurra…
Tela de araña
La herida es un recuerdo de aquel junio de 1914 cuando logré por fin afinar la máquina que había inventado y que me había costado…
Por DelReal y Enrique Cedillo