Puede parecer una historia cliché pero desde niño disfrutaba seleccionar cuidadosamente los crayones con los que rellenaría los libros para colorear y procuraba no salirme de la línea. Un poco más crecidito, dibujaba en las libretas cuadriculadas, blancas y las rayadas también y a veces los regalaba a mis amiguitos de la primaria.
Así pasé mi niñez y adolescencia un poco sedentaria, dibujando y pintando hasta que ingresé a la universidad a estudiar Diseño Gráfico, donde lo primero que me dijeron es que ahí no se iba a dibujar. Después del impacto inicial de dicha frase, instintivamente seguí dibujando por necesidad personal y porque eso es lo que sabía hacer, hasta que descubrí que podía dibujar para los demás. Básicamente es lo que ahora intento hacer y lo que quiero seguir haciendo el resto de mi vida.