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dESTEllos y DESaTINOs

“…cada uno querría contar a los demás
lo que le ha ocurrido, lo que ha podido
ver en la oscuridad, en el silencio…”

Ese ojo me clava el temor desde el fondo de la carta.

… Infinito en la palma de una mano… 

Yo no sé si es él, quien escudriña, quien sopesa en esa lejana visión mi infortunio. ¿O es que acaso soy yo quien quiere leer en ese ojo mi destino? Dudo si esas cartas son mi reflejo, eterno y terrible, y si ese ojo todo lo ha visto ya; o quizá, podré ver a través de ellas para dejar atrás la encrucijada y empezar a descender por el sendero: basta leerlas sabiendo que pueden querer decirlo todo.

… y en las manos mi destino… 

Juegan manos y dedos, juegan la suerte, o la suerte con ellos. Las manos, impacientes, amenazan con hacer pedazos las cartas y no saber más del azahar, víctimas de la ilusión creyendo que ellas lo juegan todo. Pero la luz se escurre, se van quedando solas y desiertas, pues la vela crepita y el fuego se retira; las cartas son tragadas por la noche y las manos ansiosas se cierran desesperanzadas: los ojos inundados de oscuridad ya no pueden leer.

Negrura profunda

…Azahar florece y luce…

mas en el sueño, un destello. La flor luce como el azar y un instante relumbra.

¿Qué hay detrás del decorado? ¿Para qué tantos remiendos y recosidos? ¿Sólo por temor a que nuestra mirada se encuentre con la de Nada? ¿A salvo estamos en el orden, de todo en compartimentos de cajón?

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Escritor. Sirocco es una agitación, un temblor, viene del desierto y de la mar. Susurra su camino al oído de la arena, allí deja su huella y presagia vida, pues en su camino respira el agua y le regala oleaje. Sirocco es movimiento, grito del silencio, fértil aridez que acoge las voces de todo, animado con su aliento.

Así la tinta, como Sirocco en la arena, deja rastro. Sirocco un viento marino que escribe en el papel de las aguas, revela los trazos de la vitalidad, esa sorpresa del ojo ante el resplandor del rayo que penetra la espesura de la tormenta de arena; recuerda que hay que respirar, detenerse, ver y sentir, para seguir…

Con la tinta, el barco ancla, se detiene en la mar, y llega a la luz el fondo; a veces, el surco sacude como un temblor y con la fuerza de un naufragio lleva a profundidades oscuras, donde habitan desconocidos seres marinos, terribles e inmemoriales.

Sirocco es un nombre para la escritura de agua y arena, un nombre para ese rumor de trazos, en el sendero de la ventisca; Ella es un modo de conciencia, un caudal de sensación que se hace imagen. Por Él, ese viento del desierto, la arena se humedece de sal y la tierra transfigura semillas: magia alquímica, de metamorfosis y transmutaciones.

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