Cuando vi que mamá había descubierto lo que había hecho agaché la mirada. Ver su cara de desilusión y la negación que hizo con la cabeza me hicieron sentir triste, sin embargo no dije nada y esperé a que llegara la noche para que reuniera a la familia y el culpable terminara descubierto, pero nada se dijo en la cena. Para cuando intentaba dormir escuché una fuerte discusión entre mi hermana y mamá, al parecer la estaba culpando a ella, pero tampoco dije nada.
Al otro día durante el desayuno supe que mi hermana estaba castigada sin salir todo el verano y además se encargaría de tender mi cama y lavar mi ropa.
Cuando subí a la camioneta ninguna de las dos me dirigió la palabra. Al llegar a la escuela mi hermana se bajó violentamente azotando la puerta y sin despedirse. Yo tomé mi mochila y al intentar salir, mi madre me tomó del brazo. Voltié y mirándome a los ojos me dijo que me amaba. Me quedé helado, sus ojos, su sonrisa; ella sabía que había sido yo, pero no dije nada, sólo baje la cabeza y me mordí el labio.
Mi madre continuo con el castigo de mi hermana hasta el final y yo con el mío.