Es sólo aire. Nada más que aire. Tú me dices que puede ser por pena, por ansia o por deseo. Que se gime. Yo te digo que sólo es aire. Tú me dices que después viene una espiración y yo sólo puedo pensar en la expiración. Tú me dices que es exhalar. Yo que acabar, que exhalar es también el fin de la respiración y la expiración es el fin de todo. Me dices que no es para tanto, espirar pasa todo el tiempo. Yo te cambio una i por una e y mientras espiro todo el tiempo espero. Tú me dices que no entiendo y yo no entiendo. Yo quería, te dije. Y tú no sé. Creí que creías. Tú exhalabas, exhalas. Es sólo aire te digo, nada más. El aire entra y sale y lo recorre todo. Nada más. El aire no llena, sólo pasa, y cuando sale es aire transformado. Es aire que cambia por pasar por todos lados. Pero es sólo eso: aire nada más. Yo quería llegar, como el aire, sucia de conocer, de haber pasado para llegar. Tú. Yo no sé. Yo andaba con esa tranquilidad del pasmo. Y tú, y tú. Tú y tu oleaje, tú y tu marea, tú y tu caricia. Y pasa, el aire pasa, esto pasa, todo pasa. Y sólo es aire.
Ruth Brenes
Escritora. Mar de nervios en esta carne contrahecha. Sentir, sentir, sentir. Y de ahí pensar. Y así decir. Y en todo eso vivir. Vivo colgada de la parte baja de la J en la palabra ojalá.
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