Me gustas en la playa, cuando gozas, cuando bailas, porque puedo ver el universo de tus pecas, esas que son como constelaciones rítmicas y que provocan un trance en tu ardiente humanidad.
Me gusta esa efervescencia otoñal que brota en el rosado de tus mejillas y que celebra con el viento el éxtasis de tu risa.
Me gusta tu piel, cósmica y dorada, con adornos de manchitas de colores, donde flotan tus olores de madera y coco dulce.
Me gusta tu agitada cabellera, melodía perfumada de atardeceres, de cielos suaves por donde vuelan pececitos de papel de China, y esa sensación de mirar unos conejitos subiendo por tu pubis, verlos llegar al plexo solar para impulsarse y saltar hasta la luna.