(A Gabriel)
Cuando ríes el mundo entero florece. Es esa risa tuya la que despierta a los animales de mis profundidades marinas y los obliga a salir, a ver el sol. Te deseo cuando ríes. Tu risa que es una explosión erótica de todos los sentidos dilata mis poros y me sube la sangre a la cabeza. Mi fantasía será siempre que rías mientras socavas mi tierra, mientras abres en mí huecos que riegas con tu respiración. Tu risa es la lluvia de esta cosecha.
Ríes y algo en mí se crispa, se mueve desde mis huesos. Tengo el impulso de desnudarte, de besarte la sombra que también ríe sonora. De llenar de mi sangre caliente a esa carcajada que abre como navajas al mundo.
Por ser mi placer más grande y más antiguo, quiero de ti, más que otra cosa, ese sonido de tu alegría que se hace eterno en los tiempos.
Tu risa que persigo de una vida a otra, que es la señal inequívoca de tu existencia.