En una vida anterior fui encargada de un videoclub en Ciudad Juárez, actriz de teatro: bolero, ángel, diabla, preciosa ridícula, cantante, abogada, mujer fatal, vividora, loca, desahuciada, princesa, bruja, rata bailarina, niña, niño, tortuga, anciana…; modelo, ayudante de un mago y faquir, vendedora de amuletos cósmicos en ferias del pueblo, vendedora de tiempos compartidos, asistente de un psiquiatra bebedor, mesera con escote amplio, telefonista de call-center, paseadora de perros, guionista, correctora de estilo, redactora publicitaria y estratega de contenidos web. Ahora vivo reencarnada en mí.
¿Equivocarme?
Equivocarse no es posible, ahora lo sé, pero no siempre fue así. En el pasado, que no existe y que nunca existió, todas…
No somos hombre ni animales
No somos hombres ni animales, no se podría decir que nos defendemos. El valor del hombre no es demasiado firme cuando no sabe…
Bajo el signo del cerdo
Es durante el primer trimestre de gestación que se fija el signo al que se pertenece. En el horóscopo Suidae se cree que…