No somos hombres ni animales,
no se podría decir que nos defendemos.
El valor del hombre no es demasiado firme
cuando no sabe dónde está el mismo,
ni dónde está su corazón.
Yo me río y miro igualmente
las cosas buenas y las cosas malas.
La noche que fue ayer fue de la magia,
disfrutamos como niños del viento fresco
que trae la noche después de los días de verano.
Así de humildes nos hemos vuelto.
Ya podemos regresar a casa.
¡Nosotros no sabremos nunca tantas cosas!
Ni por qué nos preguntamos tanto por nosotros mismos.
Estamos aquí bajo orden, como muchos otros aquí en la tierra.
Sólo es eterno el fuego que nos mira y
qué es eso que llaman eternidad.
¡No es acaso la distancia entre mi puño y la tierra!
No somos hombre ni animales,
no se podría decir que nos defendemos.