—¿Y si cortamos el cordón con tu navaja?
—No parece ser suficientemente fuerte.
—¿Por qué echas a perder la fiesta desde el inicio?
—¿Cuál fiesta, Marlon? Ni que esto fuera un regalo.
—Yo sí lo interpreto así. Tantos años buscando vida inteligente en otros planetas, aparece hace semanas un cuerpo rocoso que parece recolecta energía de su sol, generado por una sociedad que nos rebasa por mucho. Y luego nos cae del cielo esto.
—Envuelto en advertencias.
—¿Cómo sabes qué anuncian sus signos?
—Creo que el alambre de púas es bastante elocuente.
—No, no. Me refiero a su escritura. Parece que hasta se esmeraron por advertirnos algo. Las defensas son sólo precauciones para auyentar a la gente equivocada.
—¿Y nosotros somos la correcta?
—Exacto.
—¿Qué te lleva a decir eso?
—Mi decisión.
—Es decir que decides entender lo que quieres de la incógnita que tenemos enfrente. Apuestas por la amabilidad.
—O al menos por la voluntad del encuentro. No veo otra decisión sensata en la ecuación entre nuestra curiosidad y su lenguaje. Sólo se defiende aquello que pide ser encontrado y oculta valor para quien se atreve a acercarse.
Púas
No pares, ¡sigue leyendo!