Skip to content

Reencuentro espiritual

Me desperté luego de un sueño de persecución. Mis pies se entumían y el sudor frío que recorría mi rostro me indicó que algo no estaba bien. Miré el reloj, aún no amanecía. Fue imposible seguir dormido en mi cama y decidí salir al bosque, caminar. Sentir la luz de la luna en mis ojos, respirar.

Poco a poco noté cómo mi corazón se aceleraba. Mi apariencia cambiaba y el tiempo… el tiempo perdió su ritmo y mi desesperación combatía conmigo. Y es que uno siempre es su monstruo, su paranoia y su desesperación, su peor enemigo.

Fue así que algo interno en mí estalló. Logré mirar la luna por última vez antes de desvanecerme. Yacía entre las hojas de aquel bosque que poco a poco parecía absorber mis energías. Cerré los ojos y pude visualizar a ese ser que me acompañó desde pequeño. Nunca antes entendí su fisionomía pero ahora era claro.

Al verme rodeado en ese espacio privado y al flotar con tanta paz, entendí que mi alma interna, ese animal místico que me acompañaba venía por mí para invitarme a seguir el camino a su lado, olvidar lo terrenal para enfocar mis energías en algo más allá.

Uno en esta vida nunca está solo, siempre está acompañado de sus propios espíritus.

 

Loading
Escritora. Observadora de la vida y los detalles. Me gusta compartir lo que veo, escribir con un ojo en lo real y el otro en lo imaginario.
Ilustradora. Vendedora de sueños, trompetista en el circo de la mariposa, a veces maga. También pinta y hace flan.
Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Sin beneficio personal

Comodidad

En tu casa hasta parecía que el retrete sonreía Era como estar siempre en el momento perfecto, como cuando despiertas de un sueño…

Sorpresa

Sorpresa

La primera vez que vi la sala de mi casa cubierta de tortugas de plástico y pistolas de agua sentí un asombro inexplicable:…

Volver arriba