Skip to content

Triste deseo

Eras un ángel hermoso, eterno, alado de nubes plateadas y del amor de un dios que sólo quería para ti la libertad. Pero tú no quisiste la eternidad, ni las alas algodonadas ni el amor. Tú querías la realidad de lo humano, ser de carne, ser de huesos, querías un corazón en vez de alma.

¡Oh! Mi querido ángel, caíste de tan alto y no hubo nadie para recibirte aquí abajo. No fuiste feliz siendo criatura divina, tampoco lo serías siendo de sangre, pero cómo habrías de saberlo cuando el deseo de ser otro te creció detrás de los ojos antes siquiera de saber quién eras.

Escritora. «Larga y ardua es la enseñanza por medio de la teoría, corta y eficaz por medio del ejemplo.» –Anónimo

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Ambiciones mundanas

Desafío

Sereno, sereno: recuerda tu clase de yoga, respira tranquilo, mente en blanco. Sí, mente en blanco, inhala lento, exhala largo… ¡A la mierda,…

Devorador

Ciudad

El monstruo devorador de ciudades despertaba cada mil años y se tardaba otros mil en devorarlas por completo. No era grande, era del…

Volver arriba