Skip to content

Famélica

Me como los chicles, me como las letras, me como las uñas.

Me trago mis palabras, me muerdo hasta sangrar los pellejitos que quedan de las horas, devoro las anomalías que se refugian en mi carne.

Me como mis pies, mis manos, me como mis neuronas. Mastico ávidamente cada esquirla de memoria.

Engullo estrellas, mierda, sueños, carroña. Me como todas las tormentas que caben en mi nombre, todos los cielos, todas las sombras.

Y no termino de saciar mi hambre.

 

 

Loading
En una vida anterior fui encargada de un videoclub en Ciudad Juárez, actriz de teatro: bolero, ángel, diabla, preciosa ridícula, cantante, abogada, mujer fatal, vividora, loca, desahuciada, princesa, bruja, rata bailarina, niña, niño, tortuga, anciana…; modelo, ayudante de un mago y faquir, vendedora de amuletos cósmicos en ferias del pueblo, vendedora de tiempos compartidos, asistente de un psiquiatra bebedor, mesera con escote amplio, telefonista de call-center, paseadora de perros, guionista, correctora de estilo, redactora publicitaria y estratega de contenidos web. Ahora vivo reencarnada en mí.
Ilustrador. Puede parecer una historia cliché pero desde niño disfrutaba seleccionar cuidadosamente los crayones con los que rellenaría los libros para colorear y procuraba no salirme de la línea ...
Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

La muerte en pena

Pena

Estaba harta, cansada y muy triste. No quería que la vieran con miedo ni que le huyeran, quería tener amigos para platicar, pues…

El invierno desde adentro

Llamada

Compró un helado, salió de la tienda, se subió a su bici y se echó a andar. Eran las 12 de la noche.…

Volver arriba