Ellos tomaron sus decisiones. Viajaron a contracorriente, se sumergieron en la psicodelia, en la grieta del abandono, en el placer del derroche y en el hambre de los desterrados.
Ellos siguen vivos. Abrazados en un sofá medio roto ya no se preguntan qué vendrá mañana.
En algunas fechas especiales sienten más frío. En Navidad la ausencia de luces y el jolgorio detrás de las ventanas los reduce a un par de parias ausentes.
Él siente el vacío, pero la mira y descubre en ella el cielo de luna nueva, renos, adornos, pinos y un par de fantasías inconclusas volando alrededor.
Entona una canción y la invita a bailar. Abrazados, se regalan el uno al otro.