Nunca me gustó la primavera pero fue, precisamente, en uno de sus días cuando te conocí.
No recuerdo quién fue el que dio la primera señal para emprender constantes viajes hasta la playa.
Siempre contra los momentos cliché amorosos, caí. Y de amanecer a ocaso capturé las imágenes en mi mente, mientras nos abrazábamos con la promesa de reencontrarnos en otoño.
Las hojas cayeron mientras yo esperaba taciturna tu regreso. Distraída, esperando, esperando…
Tu ausencia llenó mis recuerdos cálidos con frío. Atrás quedaron los colores y el esplendor primaveral, reforzando mi odio hacia ella.