Amanece en color sentencia de muerte: oliendo a madre agonizante de aflicción y familia y amigos avergonzados.
Quedó por ahí, una noche rancia que enrojeció en tono de niña violada hasta morir, arrebatada de su pudor.
Para el sentenciado fue castigo, tormento en la madre y, en otros, deshonra. Pero para la niña fue todo, porque muerta ni pena puede ya sentir.
Así fue la historia de alguien que trabajosamente se esforzó por amar.
No pares, ¡sigue leyendo!
No existo. Me he desarmado de adentro hacia afuera, he dejado la piel en esos besos, he sacado las palabras al viento, desgastando…
Ya valiste verga y mejor no le juegues, cabrón. Nomás no sienta frío, que ya sabe cómo es. Así, tranquilo, sin panchos. En…
Bailemos hasta desaparecer entre el humo de esta habitación sin ventanas. Asfixiémonos lentamente mientras esperamos la madrugada, droguémonos de besos y caricias, sintamos…
Se entendieron en el primer instante, ese que pasa cuando los dedos se entrelazan. Se llenaron de ciudad en los labios. Se caminaron…