Juliana se quedó trabada pensando en el hoy. Siempre será hoy cuando le pase todo: hoy se morirá su perro, hoy se morirá su madre, hoy tendrá que buscar un nuevo trabajo y con suerte hoy encontrará uno nuevo. Hoy tendrá buen sexo y hoy se sentirá medio violada. Hoy tendrá un hijo y hoy, si la vida se pone de malas, podría llorarlo porque hoy se fue antes que ella. Hoy podría ganarse una beca o cambiarse de país, hoy se divorcia y hoy cumple 60 años de casada. Hoy le da la menopausia y hoy buscan sus nietos un ataúd mientras ella está en el hospital.
Hoy se orina de la risa, hoy llora de felicidad, hoy se olvida de las penas y hoy le pasan nuevas penas y vomita de angustia.
Juliana se queda trabada en el hoy, se da cuenta de que hoy no tiene 24 horas, o un día y una noche; hoy es siempre y hoy pasa todo.
Hoyhoyhoyhoy dispara una ametralladora dejándole un hueco en la frente y un nudo en la boca del estómago.
«Hoy me estoy fumando este puro y el vacío del tiempo se cobija detrás de mis ojos», piensa Juliana. «Hoy estoy viva, hoy ya estoy muerta», concluye.