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Serenata

Si los lobos aman a la luna y la luna a la oscuridad, entonces me arrodillo y entierro entre los arbustos mi mortalidad; dejaré de ser inapetente, me dejaré ir ante las sombras.

Lo escucho llegar: sigiloso, encantador, con su pelaje de plata y una canción.

El último de ellos baja… lo escucho aullar y tras él una hermosa serenata que marca el ritmo de la pesadilla que es esta espera, la de no saber si morir ahora o morir despúes.

Siento la adrenalina correr; curiosidad y un olor a sangre crudo que me revienta las córneas y ahora mis ojos son rojos de dolor. Su aliento me sigue llamando, lo siento clavado en mi espina dorsal y no me muevo, no me atrevo.

Espero con calma, pero esa canción… es la canción lo que me recuerda que la matanza del lobo es su alimento, que yo soy su alimento. Y ahora ya es tarde…

Sigo de rodillas empuñando un cuchillo y esperando que se acerque un poco más a mí, me dejo llevar por el sonido que sale de sus garras al rechinar el metal y me pierdo en un inmenso placer.

Ya no importa nada, ni el olor a sangre ni el rechinar de sus garras; tampoco el temor ni el filo de sus dientes, ahora ya lo sé y no tengo miedo, si he de morir que sea ahora y para siempre, envuelta en su cuerpo y en el calor de sus costillas.

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Escritora. Bruja de oficio, cocinera de palabras por accidente. Cambio de color todo el tiempo porque no me gusta el gris, un poco sí el negro, pero nada como un puñado de crayolas para ponerle matiz al papel. A veces escribo porque no sé cómo más decir las cosas, a veces pinto porque no sé como escribir lo que estoy pensando, pero siempre o casi siempre me visto de algún modo especial para despistar al enemigo. Me gusta hablar y aunque no me gusta mucho la gente, siempre encuentro algún modo de pasar bien el tiempo rodeada de toda clase de especies. El trabajo me apasiona, los lápices de madera No. 2 también; conocer lugares me fascina y comer rico me pone muy feliz. Vivo de las palabras, del Internet y de levantarme todas las mañanas para seguir una rutina que espero algún día pueda romper para irme a vivir a la playa, tomar bloody marys con sombrillita y ponerme al sol hasta que me arda la conciencia. Por el momento vivo enamorada y no conozco otro lugar mejor. El latte caliente, una caja de camellos, una coca cola fría por la tarde, si se puede coca cola todo el día, y un beso antes de dormir son mi receta favorita para sonreír cuando incluso el color más brillante se ve gris. La Avinchuela mágica.
Diseñador / ilustrador / animador / teatrera / mesera y lo que venga.
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