Sereno, sereno: recuerda tu clase de yoga, respira tranquilo, mente en blanco. Sí, mente en blanco, inhala lento, exhala largo…
¡A la mierda, qué! “Respira lento” mis cojones. Para una chingada me sirvieron todas las putas clases a las que la acompañé nada más por verla sudar en shortcitos. Y vamos por un pan de muerto de matcha y una chapata de kale; y ahí va el pendejo a aguantarse las ganas de vomitar por el lassi vegano, como si el jugo verde no supiera a mierda.
No, espera, espera: fluye. Déjalo ir. Concéntrate en las luces y domina la mente. Todo es la mente. Y el ego.
¡Las putas luces significan anoxia! Y no me jodas con esa mamada de “la mente”. Ándale: rompe las moléculas del agua con tu poderosísima mente, quiero ver. Ah, pero no sea manipular a la morra que conociste y distinguir dónde le duele porque ahí sí, “mira mi mente tan grandiosa”. ¡Tan grande la tuvieras!
Y déjate de mamadas: te encanta mentar madres y saber más que todos los demás y siempre tener la razón y que te admiren. El ego está bien vivo; y por eso sigo vivo. Y más me vale seguir así, porque esta madre se sigue llenando.