El corazón, las ideas, los pies y la mirada en diferentes lugares; efectos de una sobredosis de realidad. Aún frente al espejo, ve mucho más de lo que necesita. Ya no puede más.
Reconoce al anquilosado rival. Pupilas no dilatadas. Corazón fuera de ritmo. Retorcido espacio-tiempo. Pierde el control.
[…]Busca entre el pequeño cajón y encuentra una vieja arma.
Algo explota.
La vida sigue arrítmica, pero es distinto. Acepta no haber recuperado el control.
Ahora no le importa.