Skip to content

Conexión

«Ay, mamá, los de la luz». No les vayas a abrir, Raúl, que el último recibo llegó de 1,500. Hijos de la chingada, desde que cambiaron el medidor nada más salen con sus payasadas. Si ya fui a hacérselas de pedo y me dijeron que no pueden hacer nada. Pues no pague y ya, señora… Así de mamones son. Mejor no abras.

«¿Y ahora qué, jefa? ¿A poco nos vamos a quedar así sin luz?». ¿Cómo nos vamos a quedar sin luz, Raúl?, no digas mensadas. Lánzate en chinga con el señor José pa´ que venga a ponernos un diablito o a ver qué carajos. Si te digo que son unos hijos de la chingada esos de la luz. Nomás quieren dinero. Ahí como usted vea, señora, écheme la mano pa’l refresco y le dejo su luz. Si no al rato le van a cobrar la reconexión y es más caro. Pa’l refresco… pinche refresco de 500 pesos.

«Que dice el señor José que nomás le des pa’l refresco y nos pone luz». Chingada madre, otro refresco. Dile que en la quincena le doy, pero ahorita no podemos estar sin luz, Raúl. Ándale, en chinga, ve a decirle. Ya mañana voy a pagar el mentado recibo y que vengan a checar el medidor. Ahorita no hay sistema, señora. Venga el lunes para ver la situación de su recibo.

«Mamaaá, son los de la luz». Y qué esperas, Raúl, ábreles en chinga y dile al joven que se pase, le voy a invitar un vasito de Coca. Antes de que me pida el chingado refresco, le damos dos litrotes pa´ que se harte el cabrón.

Loading

Escritor. Editor y librólogo de lunes a domingo, trabajo desde el balconcito de mi casa, al lado de las dueñas de mis quincenas. Escucho música todo el día y como a mis horas. No me gustan las mascotas que puedan dejar pelos.

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Dinero mata cajita

Primero fue el texto

Una mañana me cansé de ser pobre y decidí correr a casa para romper el marranito que con cariño me había regalado la…

Chackra mental en el centro de la frente

Carnada

La carnada estaba ahí esperando. Colgando de un hilito cualquiera, uno que encontró en la caja de costura. Un pobre hilo sin personalidad…

Volver arriba