«Ay, mamá, los de la luz». No les vayas a abrir, Raúl, que el último recibo llegó de 1,500. Hijos de la chingada, desde que cambiaron el medidor nada más salen con sus payasadas. Si ya fui a hacérselas de pedo y me dijeron que no pueden hacer nada. Pues no pague y ya, señora… Así de mamones son. Mejor no abras.
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«¿Y ahora qué, jefa? ¿A poco nos vamos a quedar así sin luz?». ¿Cómo nos vamos a quedar sin luz, Raúl?, no digas mensadas. Lánzate en chinga con el señor José pa´ que venga a ponernos un diablito o a ver qué carajos. Si te digo que son unos hijos de la chingada esos de la luz. Nomás quieren dinero. Ahí como usted vea, señora, écheme la mano pa’l refresco y le dejo su luz. Si no al rato le van a cobrar la reconexión y es más caro. Pa’l refresco… pinche refresco de 500 pesos.
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«Que dice el señor José que nomás le des pa’l refresco y nos pone luz». Chingada madre, otro refresco. Dile que en la quincena le doy, pero ahorita no podemos estar sin luz, Raúl. Ándale, en chinga, ve a decirle. Ya mañana voy a pagar el mentado recibo y que vengan a checar el medidor. Ahorita no hay sistema, señora. Venga el lunes para ver la situación de su recibo.
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«Mamaaá, son los de la luz». Y qué esperas, Raúl, ábreles en chinga y dile al joven que se pase, le voy a invitar un vasito de Coca. Antes de que me pida el chingado refresco, le damos dos litrotes pa´ que se harte el cabrón.