El monstruo devorador de ciudades despertaba cada mil años y se tardaba otros mil en devorarlas por completo. No era grande, era del tamaño de una partícula, con flagelos largos como hilos de pensamiento borrosos que abarcaban las fronteras. Estaba más hecho de desidia que de costumbre y no le gustaban los días fríos o lluviosos, ni las despedidas.
Escritor. Monterrey, Nuevo León, 1976. Monterrey, Nuevo León, México.
Obtuvo el premio de cuento de la revista La langosta se ha posado 1995; el segundo lugar del premio de minicuento La difícil brevedad 2006, y el primer premio de microcuento Sizigias y Twitteraturas Lunares 2011. Fue becario del Centro de Escritores de Nuevo León. Ha colaborado con textos en las revistas Literal, Urbanario, Rayuela, Oficio, Papeles de la Mancuspia, La langosta se ha posado, Literatura Virtual, Nave, Umbrales, la española Miasma y la argentina Axxón. Ha sido incluido en las antologías: Columnas, antología del doblez, (ITESM, 1991), Natal, 20 visiones de Monterrey (Clannad 1993), Silicio en la memoria, (Ramón Llaca, 1998), Quadrántidas, (UANL, 2011) y Mundos Remotos y Cielos Infinitos (UANL, 2011).
Ilustradora. Buscadora, viajera, siempre cambiante. Contadora de historias en este viaje ilustrado.
Horror Vacui
Dinorah dejó el té en la mesita de noche y acarició nuevamente la foto de su padre. Ella aparecía al lado de él,…
Cuchillito de palo
En mi casa le decían “tortura china” cuando algo o alguien estaba jode y jode, de a poquitos pero constante. O “cuchillito de…
Invisibles
“El frío, en sí, es la ausencia de calor, tratándose por lo tanto de una consecuencia del calor, y no de un fenómeno…