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Édgar

La vagabunda desvariaba, suspiraba y se abrazaba a sí misma. Se sentó en unos escalones.

Édgar se apretó el pecho y sintió el fuego habitual, la furia de un demonio que habitaba su cuerpo. Había sido expulsado por un exorcista alguna vez, hace años, pero regresó con otros de su especie. Sus papás perdieron la fe y lo hicieron peregrinar por consultorios y hospitales, en donde lo tachaban de loco. Un día en una sala de espera tocó a un niño que dormía y este dio una especie de salto, como quien sueña caer de pronto. Édgar comenzó a buscar personas somnolientas en las cuales depositar sus demonios, aunque sólo lograba que se fuera uno a la vez y no siempre funcionaba. Tampoco consiguió que saliera el último de ellos, el más poderoso, que también había sido el primero. Parecía enojarse, crear tormentas de ardor en el pecho.

Pensar en la pordiosera como una víctima le causó una curiosidad inexplicable. Tenía que seguirla y esperar a que durmiera y lo hizo ahí mismo, para su sorpresa. Su aroma era insoportable, tocó sus manos con repugnancia y sintió una frescura reconfortante. Pronto una capa de hielo invisible cubrió todo su cuerpo. En su pecho las ráfagas trataban de escapar pero no lograban romper esa nueva capa, no dejaban de encenderse.

La señora se levantó y dijo que qué hacía ahí, que era vieja y estaba perdida. Para Édgar sólo fue una silueta borrosa que murmuraba sin sentido.

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Escritor. Monterrey, Nuevo León, 1976. Monterrey, Nuevo León, México. Obtuvo el premio de cuento de la revista La langosta se ha posado 1995; el segundo lugar del premio de minicuento La difícil brevedad 2006, y el primer premio de microcuento Sizigias y Twitteraturas Lunares 2011. Fue becario del Centro de Escritores de Nuevo León. Ha colaborado con textos en las revistas Literal, Urbanario, Rayuela, Oficio, Papeles de la Mancuspia, La langosta se ha posado, Literatura Virtual, Nave, Umbrales, la española Miasma y la argentina Axxón. Ha sido incluido en las antologías: Columnas, antología del doblez, (ITESM, 1991), Natal, 20 visiones de Monterrey (Clannad 1993), Silicio en la memoria, (Ramón Llaca, 1998), Quadrántidas, (UANL, 2011) y Mundos Remotos y Cielos Infinitos (UANL, 2011).
Ilustradora. Experta en llegar a casa sin dobladillo, hacerla de pepenador y mantener todo en absoluto desorden. “La Muñeca” (mote familiar que ganó al nacer por su tamaño convenientemente particular), se inclina por las artes gracias a los monos de perfil con grandes narices de su padre y a la famosa “libreta roja” de recortes y canciones su madre. Su incapacidad de recrear lo real nace a partir del “Alacrán, cran, cran” cuando, en lugar de una imagen, su madre pega uno real… Hace ilustraciones para revistas, libros para niños y de vez en cuando una que otra escultura con chicle o tela.
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