Hay un tiempo para comer y un tiempo para beber, un tiempo para trabajar y un tiempo para descansar. Hay un tiempo para estar ahí, aquí, y un tiempo para recordar.
Hay, sobre todo, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse, para hundirse, para sublimarse, para comprimirse, para apretarse, para dejarse ir. Hay un tiempo para hacernos los unos de los otros, para someternos, para domesticarnos y para agradecernos. Para encontrar la felicidad en el esfuerzo bajo el sol.
Hay también un tiempo para buscar y un tiempo para perder.
Hay un tiempo para demoler y un tiempo para construir, un tiempo para matar y un tiempo para curar. Hay un tiempo para dedicar todas las potencias y la ira y la sed y las uñas a un corazón dulce.
Hay tantas maneras de cavar una tumba, pero prefiero dragar la apatía.