Me como los chicles, me como las letras, me como las uñas.
Me trago mis palabras, me muerdo hasta sangrar los pellejitos que quedan de las horas, devoro las anomalías que se refugian en mi carne.
Me como mis pies, mis manos, me como mis neuronas. Mastico ávidamente cada esquirla de memoria.
Engullo estrellas, mierda, sueños, carroña. Me como todas las tormentas que caben en mi nombre, todos los cielos, todas las sombras.
Y no termino de saciar mi hambre.