Parecía ser el brazo de alguien fuerte y de tez clara, un poco amorfo y completamente inmóvil. Era un brazo izquierdo, el que duele cuando hay amenaza de infarto, el que resulta torpe para los diestros, el que sabe que hay otro igual a él, pero que nunca se entera de lo que ese otro realiza.
Al practicarle la autopsia pude ver que esa fuerza aparente era debida a la acumulación de líquidos, ya que sus venas se encontraban seccionadas. Vi claramente cómo esos líquidos manaban, al principio, rápidamente, para poco a poco terminar sólo en gotas. Gotas rosas y negras… El resultado de la autopsia era indiscutible: aquel brazo perteneció a alguien que, abruptamente, sufrió de una *ilurralgia. También era obvio que la cantidad de gotas negras era superior a las rosas, lo que indicaba sin lugar a dudas que antes de la profusa hemorragia interna, ya los sueños habían empezado a morir.
Ahora queda la labor fácil: que averigüe mi colega a quién pertenecía el brazo y la causa de la muerte del dueño o de la dueña. Yo ya cumplí con mi trabajo.
*Ilurralgia: Hemorragia de ilusiones o sueños.