Skip to content

La historia de siempre

—Te amo –le dijo por primera vez.

—Yo también te amo –le respondió.

En el callejón a la vuelta de su casa cada mirada se fijó en la del otro. La luna en cuarto creciente husmeaba por entre las terrazas. El azul y rojo de la patrulla que cruzaba por la esquina bañó su piel con intermitencia.

Sus ojos no cambiaron de objetivo. Sus labios, impávidos y ansiosos, exhalaban sobre los del otro.

Cuando la patrulla desapareció y el silencio volvió, apretó el gatillo

Tras ganar su primer premio en efectivo, cambiarlo por brandy y cerveza y beberlos con sus rivales, descubrió su pasión por las letras y que la sopa en realidad sí es un buen alimento ...

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Sin destino final

Infancia

Le tomó la cara con fuerza y le dijo que la protegería sin importar contra qué o cómo. Se lo prometió bajo el…

Vacío

Vacío

De pronto Yo se cansó de pelear lugar, de vivir sin gloria, sin oficio claro. De existir dudando, siempre en busca de una…

Volver arriba