[Pica hielos]
Se rasca la cabeza.
Toma la punta de una cuchara de peltre y comienza a golpear la bolsa. No sin tanto empeño, más bien con la fuerza de quien espera que la mosca vuele antes de que el trapo llegue a ella.
[Salpicó agua]
Le pega a la bolsa como si fuera una piñata de kermés.
Se imagina la cara de todos aquellos que le dieron un no por respuesta.
Entonces el agua se convierte en sangre.
Los hielos ceden, destroza esa bola hasta que se dejan ver pequeños cilindros.
Imagina que esos pedazos forman el cráneo de una deidad que se deshace apenas toca la tierra.
[Sintió frío]
Recoge las llaves.
Se olvidó de lo que quería.
Va detrás de ella.