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No de la cosa en sí

Este escrito podría tratarse de todos los malentendidos vividos sólo por no decir lo que piensa. También de todo aquello que no se ha dado oportunidad de sentir.

El tema en sí podría tratarse de aquellas primeras experiencias en las que siendo niña se enfrentó a otros diferentes a ella. Todos los temores y patrones en torno a esas palabras se habrían forjado a partir de sus primogénitas relaciones en torno a la tensión.

Podría ser la apología ofrecida a todos aquellos a los que les debía palabras o tiempo, pero sería igual a ser juez y parte en un tribunal donde se ha dado sentencia.

Pensó también en aquellos comportamientos que se esperan signifiquen vivir esas palabras; ambas partes ceden algo porque ese absoluto les sobrepasa. Según ella, su intolerancia llega a ser tal que abarca a la lactosa. A él lo quiso pero no a su manía de tirar los restos de comida debajo de las mesas, mucho menos su despreocupante actitud hacia el polvo en los muebles, a las manchas en el piso.

Pensó en escribir desde el presente, donde las canciones no significan más que una bonita composición en torno a ello. Pensó también en febrero, en junio, en este sábado y en el reencuentro con él y su robusta y nueva figura, en aquella amiga y su distanciamiento, pensó también en esa frase durante el sueño: «¿es el alivio por lo que no fuimos o el alivio de lo que dejamos de ser?».

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Escritora. Escribe para no olvidar(se). Escribe recordando que las letras divagan entre libros e imágenes, por eso se apresura a aprehenderlas. Escribe porque le atraen los instantes. Escribe porque le desespera esperar. Escribe aunque su letra sea todo menos bonita.
Escritor/Ilustrador. Diseñador gráfico alma vendida, hedonista de bolsillo vacío, activista de la pereza y los vicios solitarios, nacido en tierra de nadie Santiago de Cali, prosperó en la vida alegre y fue criado en modo experimental, casi como un hámster de ritmos tropicales, con la ternura y los dientes necesarios para dar un par de puñaladas de cariño y el justo pelito afelpado de la embriaguez. Cree que el juicio es una trampa, la cerveza es una dicha y el humor confunde al tiempo; cree que el dinero es para los amigos, los genitales para el viento tibio y un vaso de licor con hielos para mantener el equilibrio en cualquier ocasión que valga la pena. Dibuja desde siempre, con disciplina de borracho -tinta y mugre- y nunca termina nada, no sabe de finales ni de principios ni de la ciencia exacta del éxito. Pero sabe caminar por ahí, encontrando compinches que han iluminado las vueltas de su vida, y le escuchan sus teorías de viejo impertinente, iconoclasta y prostático, a cambio del poco tiempo que nos queda. Amén.
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