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Sol de Marzo

Ando en el centro.
¡Ya!, ahora.
Enamorado del sol de Marzo
y con el cabello alborotado por el sueño.
Ando como el sol de febrero
escupiendo rayos distantes
que limpian las calles y llevo
el tiempo de tu cara en mis ojos.
He aprendido la diversión de los viejos,
a apreciar el desfile de muchachas,
como un vegetal, sentado y quieto,
esperando que los árboles lleguen
a la avenida o al infierno,
lo que pase,
lo que pase primero.

Me enseñaron a escribir y a contar desde los tres años con ayuda de naipes, corcholatas de colores y revistas de ciencia.

Mi televisión (de esas grandotas de madera ) no se veía, así que tenía que imaginarme lo que sucedía adentro, ¡oh imaginación!

La poesía es como un sol, adentro, único y salvado: respirar de sus manos amigas, como de pájaros azules que se vuelan por el cráneo, pisar el pasto seco y el aroma acuarela de los mercados, decir con sus jaulas las negras olas desnudas que me toman por el brazo; el sol ondula por encima, como un pálido disco blanco enjuagado. Cuando no trabajo en mi laboratorio me gusta salir a caminar mucho y visitar el océano, ¡ah! y los efectos psicodélicos de las guitarras jaguar.

Me gustan las puertas viejas y vencidas, los paseos sin sentido y el viento en la cara cuando voy en moto. No me gusta cortarme el cabello.

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