La cosa con romper en llanto no es llorar, sino que todo lo que eres, lo que piensas, lo que sientes, la piel y el color de tus ojos se dispersa en lágrimas, aun si tienes lunares o pecas o mucho o poco cabello, se rompe. Es como esa vasija vieja que se astilla en muchas partecitas y deja caer lo que tenía dentro; si eran palabras se hacen viento, si eran flores se hacen suelo; si vacío, más espacio, más hueco, más tiempo. Romper en llanto es romperse en llanto. Y está bien.
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Todo alrededor es agua, en un estado de la materia o en otro, pero a fin de cuentas es agua. Todas las cosas tienen gotas de diferentes pesos, de diferentes tamaños de diferentes calores y fríos, de diferentes viajes. A veces me parece que las nubes se forman de recuerdos, de gente hecha memoria evaporada que sube con tal de salirse de las cabezas, de escapar de las ideas y ser solamente memoria por un ratito, hasta que tienen que caer de nuevo y regar la tierra, mojar el suelo. Todo alrededor es agua. Sólo por eso podemos ser peces.