Skip to content

Vigía desertor

Siempre que estoy inmersa en la rutina busco la manera de abordar un avión para verte a ti, a todos.

La urbe asfixiante me incita a buscar más oxigeno. Desde lo alto, en la ventanilla, te miro sin conocer tu rostro, sin saber tu ubicación, rutina o voz. Te descubro como una luz, brillante, semejante a mi. No distingo raza ni estrato social; simplemente dejo que la imaginación nos encuentre y haga que seamos amigos, aunque sea a lo lejos, aunque tu no sepas.

El caos que me aleja es el que me aproxima después al verte desde el cielo. Me provoca querer tocarte, extender mis brazos para entenderte. Desde la bóveda celeste somos uno solo, un cumulo luminoso, energía que agoniza si no logramos sensibilizarnos.

Si vieras los destellos como yo, esos que iluminan al mundo.

Loading

Escritora. Observadora de la vida y los detalles. Me gusta compartir lo que veo, escribir con un ojo en lo real y el otro en lo imaginario.

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Un plan corporal

Error

Mi especialidad son las malas noticias. “Imelda, esa cerveza es la noche”; apenas levantó los ojos, hundidos ya, e intentó buscar su camino,…

Íncubos y súcubos

Carnada

Escucho murmullos, quejidos, gritos, y no son fantasmas, sino otras mujeres. Yo sólo espero que él venga y se lleve lo que me…

Volver arriba