Yo no sé si sea el pánico a caer por volar tan alto
o el vacío que la duda intensifica por las noches.
Mi cuerpo brinca, me despierto intranquila. Los pies se mueven solos, su inteligencia radica en el continuo movimiento de mis dedos, buscan texturas que calan su piel.
Remueven tierras de ideas arraigadas.
Yo no sé si sea mi ansia de abandonar lo estructurado;
tal vez los años intensifican el deseo por nuevos comienzos.
Mantenerse en el anonimato, tan sólo improvisar.
Lo único que sé es que si no siento ese vuelco, algo anda mal:
o me ha invadido el hastío o he llegado al final.