Cierras los ojos, pero no te duermes.
Sientes cómo nacen del tornado las flores de cabellos autónomos y ojos desorbitados, las sientes parir al escarabajo obsesivo que hará rodar la boñiga de la noche.
La noche del silencio y el latido. La noche que se clavará en el cuello de todas las noches. La noche que no es noche sino diluvio de sombras. La noche de los pétalos negros y alados.
Cierras los ojos, sueñas todo lo que puedes. No te duermes.