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Instante

Por un instante vi tu rostro formándose en la superficie de mi café.

Rápidamente metí la cuchara y lo revolví.

Terminó con sabor a ti.

 

 

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Lleguemos a un acuerdo, tú me lees, yo te escribo.

«Había noches en que todo el mundo estaba como esperando algo y yo me sentía como un nómada fracasado, de esos que van a todas partes sin llegar a ningún lado.»

Escribo «adios» sin acento para que no suene a despedida.

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No pares, ¡sigue leyendo!

La culpa de siempre

Ciudad

De esos trayectos interminables recuerdo el olor a hierba y cebolla. Ese olor que me abría los ojos de golpe para por fin…

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