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Café y shots de literatura ilustrada en la Juárez

El sábado pasado fue un día de bebida, imagen y lectura. Los Deletéreos nos pusimos varios días a la tarea de organizar un evento para toda la familia, para todos los transeúntes, para todos los sedientos del fin de semana. Un evento que promocionamos desde un par de semanas atrás en nuestras redes, con nuestros amigos y de boca en boca.

Gracias a Oliver, escritor en Deletéreo, las Residencias Artísticas por Intercambio sede Turín nos prestaron sus instalaciones: un departamento amplio y viejo (en un hermoso sentido arquitectónico e histórico) de techos altos, suelos de madera y grados de inclinación típicos de estos edificios antiguos en la colonia Juárez de la Ciudad de México.

La idea fue sencilla y simple, y el día transcurrió agradablemente. Nuestros amigos de Cafeleería llegaron a las dos de la tarde para instalarse y justo a tiempo para abrir puertas al público. En la puerta de la calle, Mariana Gallegos con un par de asientos, una mesita y pintando en su caballete, acompañaba al cartel del evento mientras conversaba y platicaba con los invitados o aquellos distraídos que caminaban por la banqueta.

Adentro, el aroma del café, el pozol y el tascalate empezó a llenar el pasillo y las 2 habitaciones en que 80 textos ilustrados colgaban de ganchos de ropa como sábanas de color tendidas al sol.

La gente empezó a llegar. Algunos colaboradores, muchos amigos y nuevos conocidos subieron las escaleras para encontrarse con el bar de literatura ilustrada que abría por primera vez sus puertas. Las rondas empiezan; los asistentes leen, paran, compran un cafecito o una cervecita y continúan leyendo. Llegan niños también y, emocionados, señalan algunos trabajos, corren hacia sus papás y les dicen que vayan a ver esta o esa obra. Llegan familias completas, llegan vecinos, llegan skaters, llegan blancos, morenos e indígenas a pararse de frente a las letras negras y las ilustraciones de color.

Todos leen, muchos nos felicitan, otros hojean el libro y nos buscan para aprovechar la preventa. Otros se toman 3 tazas de café pues saben que con cada bebida tienen la opción de ganarse uno de los impresos, o un set de postales, o un libro. El evento programado de 2 a 7 de la tarde estaba a punto de acabarse, pero la amistad fluía y la apreciación y la charla continuaban así que nuestros amigos del RAT nos invitaron a pasar un par de horas más (ellos también estaban contentos; aquí entre nosotros, nos dijeron que era el evento más atendido que habían tenido).

Y finalmente, ya de noche, con la música todavía sonando detrás de un par de muebles, las paredes fueron quedando limpias y los visitantes se iban con la energía del pozol en el estómago, la sonrisa de la cerveza en la cara y el talento de nuestros autores en formato postal, libro o impreso debajo del brazo.

¡Qué buen primer evento tuvimos! Les agradecemos muchísimo a todos los colaboradores, invitados y al RAT. Pero sobre todo debemos agradecer al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes pues sin su apoyo, sin su creer en nosotros, quién sabe cuándo –o siquiera si hubiera sido posible– habríamos tenido nuestro primer evento. Un evento que nos amplió la sonrisa y nos impulsa a seguir cada día con Deletéreo: shots de literatura ilustrada.

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