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Evaporada

Esconde tus alas dejando sus pétalos dispersos.

Flota tu alma que como el viento duerme dulcemente en una grieta, que a ratos suelta mariposas. Alma que puede ser lirio, cisne o una ola.

Segura de todo tírate a tus plantas. Siente tan honda delicia. Descansa y olvida.

De tus rodillas ascienden perfumes y lágrimas blancas que han de morir en un suspiro de humedad salada.

Suelta a volar, única y divina. Si no ves esa mano, ni esa boca que besa, es el aire quien teje la ilusión de besar.

Mueres de sed y te consumes en tu fuego, evaporando cada átomo y cada impaciencia. Te liberas de la pesadumbre. Te vas, soberbia e inalcanzable.

Piérdete, desaparece. Deja que el calor consuma y calcine hasta el más áspero ramaje de tus pálidos huesos.

Apenas eres mar que se pierde entre la bruma.

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Escritora. Bruja de oficio, cocinera de palabras por accidente. Cambio de color todo el tiempo porque no me gusta el gris, un poco sí el negro, pero nada como un puñado de crayolas para ponerle matiz al papel. A veces escribo porque no sé cómo más decir las cosas, a veces pinto porque no sé como escribir lo que estoy pensando, pero siempre o casi siempre me visto de algún modo especial para despistar al enemigo. Me gusta hablar y aunque no me gusta mucho la gente, siempre encuentro algún modo de pasar bien el tiempo rodeada de toda clase de especies. El trabajo me apasiona, los lápices de madera No. 2 también; conocer lugares me fascina y comer rico me pone muy feliz. Vivo de las palabras, del Internet y de levantarme todas las mañanas para seguir una rutina que espero algún día pueda romper para irme a vivir a la playa, tomar bloody marys con sombrillita y ponerme al sol hasta que me arda la conciencia. Por el momento vivo enamorada y no conozco otro lugar mejor. El latte caliente, una caja de camellos, una coca cola fría por la tarde, si se puede coca cola todo el día, y un beso antes de dormir son mi receta favorita para sonreír cuando incluso el color más brillante se ve gris. La Avinchuela mágica.
Ilustradora. Originaria del D.F., estudié Arte en Cuernavaca, aunque dibujo desde siempre. Ni de aquí ni de allá, soñadora e imaginante.
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