Esconde tus alas dejando sus pétalos dispersos.
Flota tu alma que como el viento duerme dulcemente en una grieta, que a ratos suelta mariposas. Alma que puede ser lirio, cisne o una ola.
Segura de todo tírate a tus plantas. Siente tan honda delicia. Descansa y olvida.
De tus rodillas ascienden perfumes y lágrimas blancas que han de morir en un suspiro de humedad salada.
Suelta a volar, única y divina. Si no ves esa mano, ni esa boca que besa, es el aire quien teje la ilusión de besar.
Mueres de sed y te consumes en tu fuego, evaporando cada átomo y cada impaciencia. Te liberas de la pesadumbre. Te vas, soberbia e inalcanzable.
Piérdete, desaparece. Deja que el calor consuma y calcine hasta el más áspero ramaje de tus pálidos huesos.
Apenas eres mar que se pierde entre la bruma.