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Por fin el fuego

La casa quedó cerrada por dentro. Poco antes de prenderle fuego, Jonás sintió la respiración de María en su espalda; el pequeño aliento con el que vislumbró, lleno de alegría, que faltaba muy poco para estar con ella en el lecho de su descanso, en esa pequeña cajita que la guardaba.

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Escritora. «Larga y ardua es la enseñanza por medio de la teoría, corta y eficaz por medio del ejemplo.» –Anónimo
Ilustrador. Soñó que se caía, pero se agarró de un lápiz.
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No pares, ¡sigue leyendo!

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Pena

Volverá el silencio y, peor que si estuviéramos muertos, va a olvidársenos que alguna vez caminamos bajo el sol respirando un aire de…

Llamas a mí

Alquiler

La lluvia de fuego era lo de menos, no había nada qué quemar. Estábamos solas y apenas alcanzamos a agarrar un par de…

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